¿Lo sientes?


Y de repente, indiferencia. Y de repente, alivio. Ya no eres tú quien sale en mis fotos, ni quien me cuida cuando tiemblo de miedo y no de frío. Ya no soy yo quien cruza la ciudad para robarte unos minutos, ni quien te escribe poemas por la espalda. Y está bien así. Y no habría podido ser de otra forma. Me alegro de tener este vacío aquí.

¿Lo sientes?

Ya no siento nada.