Fingir que somos valientes

Nos empeñamos en fingir que somos valientes
cuando lo realmente heroico es reconocer el miedo.

No negaré que
me costaba mantener el equilibrio,
que juntar un paso tras otro
era una carrera de auxilios.

No negaré que no quise
levantarme del sofá
por si en la tele echaban
una película de las nuestras.

No negaré que tuve miedo
de irme,
cuando en realidad
ya hacía mucho que partí.

No negaré que
desde aquel día,
fui un poco más valiente.