Ayer vi la estrategia del silencio en la Sexta. Y lloraba. Sí, lloraba.
Lloraba por la soledad que los familiares de las víctimas tendrían que haber sentido al reunirse cada día 3 en la Plaza de la Virgen. Lloraba por ver que el gobierno de mi ciudad había silenciado y ocultado la verdad con empeño. Por los periodistas de Canal 9 que sufrieron presiones desde arriba y no fueron capaces de hacer honor a su profesión. Por todos aquellos valencianos que como yo, estábamos despistados y tampoco nos preocupamos en investigar más. Por una sociedad anestesiada a la que le dirigen acerca de lo que tiene que saber y lo que no.
Ese Salvados que abrió los ojos a mi ciudad, fue un golpe de realidad. Tendríais que haber visto cómo estaba la plaza tras aquello. Un entierro multitudinario en el que Valencia se mostraba incapaz de callarse la boca. Una Valencia que pedía a gritos justicia donde antes solo había habido silencio.
Hace unos cinco días, la jueza Nieves Molina ha archivado la investigación del accidente. La Fiscalía ha recurrido. Me temo que a Beatriz Garrote y los suyos, aún le quedan batallas que seguir ganando. No os rindáis.
Hay que seguir haciendo que el silencio, hable.
