Teléfono de atención al Karma. Llamada nº 2.





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- Hola, ¿teléfono de atención al karma?
- Sí, dígame. ¿Qué necesita?.
- Soy yo otra vez.
- ¿"Yo"?, ¿le importaría ser más concreto? Llaman cientos de personas al día...
- El miope que se iba a comprar unas gafas en Afflelou...
- Ah sí. Aquí le tengo anotado. Fue la llamada 211.
- Pues no estoy en una celda pero casi.
- Dígame, ¿por qué ha decidido volver a llamar?
- Vengo a confirmarle que ya sé escoger de quién me rodeo.
- Muy bien, es un primer paso.
- ¿Y el segundo?
- Ese lo tiene que descubrir usted mismo.
- A lo mejor no hay ningún camino a seguir y me está mintiendo.
- Es usted muy desconfiado.
- Propio de las personas que han sido traicionadas.
- Mientras no se traicione a sí mismo...
- Eso nunca.
- Me quedo tranquilo entonces.
- ¿Sabe? Cuanta menos gente confíe en ti, mejor.
- ¿Y eso por qué?
- Porque así tiene un número menor de personas a las que decepcionar.
- ¿Es acaso ese su propósito?
- En absoluto, pero no puedo cargar con las expectativas que los demás tienen sobre mí.
- No debe y tampoco es obligatorio cumplirlas siquiera.
- Lo sé, la amistad no es un contrato aunque a veces parezca un matrimonio.
- Cambia usted demasiado de tema.
- Me tengo que ir. ¡Adiós!
- De acuerdo. Ad... Ha colgado...